Los principiantes roban besos, los profesionales sonrisas.
CON LA VIDA EN LOS LABIOS
Sentir dolor es inevitable pero sufrir es opcional --> so kissed away the pain

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Da igual lo que hagas cuando no le importas a nadie.



Lo fácil que es perderlo todo en un momento. Porque…
Si retrocedes, pierdes. Si tropiezas, pierdes. Si te hundes, pierdes. Si te retiras, pierdes. Si no te levantas, pierdes. Si miras atrás, pierdes. Si lloras, pierdes. Si no luchas, pierdes. Si te rindes, pierdes. Si dependes de algo, pierdes. Si no te enfrentas a los problemas, pierdes. Si no encuentras una solución, pierdes. Si te crees inferior, pierdes. Si sigues a otros, pierdes. Si te afecta, pierdes. Si tienes miedo, pierdes. Si no te esfuerzas, pierdes. Si no aprendes, pierdes. Si te duele, pierdes. Si no sueñas, pierdes…

Y yo he perdido. Porque a mi me pasan todas esas cosas. Esas y muchas otras, pero todas me llevan a perder. A perder todo, a todos y a veces hasta a mi misma. Y estoy cansada de perder, pero tampoco tengo fuerzas ya para seguir haciéndome la dura, de seguir siendo como una piedra, para dejar de perder. Para dejar de sentir. Porque todo el mundo dice que es muy duro no sentir, pero sentir también lo es. Sentirse sola, abandonada, reemplazada… o todas ellas juntas. Eso sí que es duro. Porque vale que sentir la alegría y todo eso está genial, pero ¿qué pasa cuando lo único que sientes son cosas malas y tristes que poco a poco te destrozan por dentro hasta acabar matándote? Pues pasa que aunque lo intentes no puedes salir de ese circulo vicioso de malas sensaciones, que empieza con una mala noche, con un simple mal día, y acabas con un mal mes, un mal año y una mala vida. Pasa que sientes que estás desperdiciando tu vida sintiendo toda esa mierda cuando deberías ser feliz. Y lo intentas, una y otra y otra vez. Pero no puedes quitarte esa sensación de que no le importas a nadie, de que sería muy fácil para todo el mundo reemplazarte si no estuvieras. Y llega la pregunta final: “¿Entonces para qué estoy aquí?” Una pregunta sin respuesta. Una pregunta demasiado importante como para tomársela a la ligera. Una pregunta que cada parte de ti responde de forma distinta; la te dice que estás porque hay gente que te necesita y la que rápidamente niega eso y te dice que es mentira, que nadie te necesita y que no deberías estar aquí… Y bueno, luego está la parte intermedia, que te dice que aunque nadie te necesite no puedes irte, que tienes que vivir tu vida como puedas, porque no vas a tener otra oportunidad y tienes que aprovecharla, y que muchos otros no tuvieron elección pero que tú si la tienes.
Así que decides hacer caso a esa parte una vez más, y te metes en la cama con la música a tope para no oír tus propios pensamientos y decides esperar a que pase esa mala noche, ese mal día, ese mal mes e incluso ese mal año. Porque dicen que tarde o temprano las cosas se arreglan, y aunque tú en este momento no le veas solución por ninguna parte, tienes que esperar y no darte por vencida. Por ti y por los que no tuvieron elección.



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