Una hermana es la que te
dice las cosas como son, quieras saberlo o no. A la que le da igual si es lunes
o sábado, y si son las 5 de la tarde o las 2 de la madrugada, que si tiene algo
importante que decirte te despertará. Es la que opina sin que se lo pidas y sin
pelos en la lengua. Con la que te puedes pasar horas y siempre te parecerán
minutos.
Una hermana sirve para
hacer la cola de un concierto acompañada, y saltar como locas una vez dentro.
Para pegar al que se meta contigo y defenderte ante el mundo aunque sepa que no
tienes razón. Sirve para criticar lo que haces y luego hacerlo ella, y para
meter las narices donde nadie la llama.
Una hermana es aquella que
sabe exactamente lo piensas y cuando lo piensas, y la que no necesita que le
digas nada porque ya sabe por quién va cada indirecta. Es la única que puede
verte con las pintas, y la que te anima un domingo pocho viendo por octava vez
vuestra película favorita con unas simples palomitas.
Una hermana sirve para
enseñarte las novedades que tú no te molestas en mirar, y para contarte las
noticias que te da pereza leer. Sirve para vacilarte constantemente, incluso
con las cosas que nadie más puede mencionar. Para presentarte a su novio y
hacer que te caiga bien quieras o no. Y para intentar emparejarte con alguno de
sus amigos aunque sepa de sobra que no te gusta ninguno.
Una hermana es la que te
hace tu tarta favorita por tu cumpleaños, y luego te llama anoréxica o
bulímica, según el día. Es aquella con la que vas a cantar y bailar por el
pasillo o en el coche sin vergüenza alguna. La que te llamara pringada por una
cosa que ella misma también habrá hecho, y con la que te reirás durante horas por
chorradas sin sentido y que solo vosotras entenderéis.
Una hermana sirve para
pelearte con ella por tonterías el día que tienes ganas de discutir, y para
consolarte sin hacer muchas preguntas cuando tienes un mal día aunque al día
siguiente, “cuando ya no sea un mal día”, te acribille a preguntas por su
naturaleza cotilla. Sirve para salir de fiesta y desayunar juntas a las 6 de la
mañana antes de meteros en la cama, y para llevarte a comprar ropa o peces el
peor día del año.
Una hermana es aquella con
la que te insultas estando de buenas, y con la que pasarás las tardes de lluvia
en casa jugando al billar y escuchando música de hace mil años. Es la que te
enseña canciones que sino nunca oirías, y con la que puedes pasarte días
recordando anécdotas de todos los años juntas.
Una hermana sirve para que
pierdas la vergüenza contándole todas las cosas patéticas que te han pasado, y
tus secretos más íntimos que no saldrán de la habitación. Y para que escuches
las cosas que nadie se atreve a decirte.
Una hermana sirve para conocer a alguien mejor que
a ti misma.
Una hermana es la que se
alegra de pegarte un virus para que así lo sufráis juntas. Y con la que vas a
criticar a todo el mundo, desde tu mejor amigo hasta la choni que se cruza con
vosotras en el metro. Pero sobre todo criticará a todos tus novios, y te dirá
que ninguno te merece. Porque te quiere
demasiado, igual que tú a ella.
Felices
22 hermana.
Que te
quiero, mejor amiga.
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